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Cuestión de Respeto

Por Laura Vázquez

Martes, 9 de Abril del 2013 

Convivencia, solidaridad, respeto, aceptación, paz, responsabilidad, libertad... eso es lo que nos pide la competencia social y ciudadana para que lo aprendan nuestros alumnos. Eso conlleva a que nosotros lo aprendamos primero y les ofrezcamos un buen ejemplo. Al fin y al cabo, es solo cuestión de respeto.

Vamos a meternos de lleno en la competencia cívica:

 

¿Qué pretende esta competencia?

 

La competencia social y ciudadana: “significa construir, aceptar y practicar normas de convivencia acordes con los valores democráticos, ejercitar los derechos, libertades, responsabilidades y deberes cívicos, y defender los derechos de los demás.

 

En síntesis, esta competencia supone comprender la realidad social en que se vive, afrontar la convivencia y los conflictos empleando el juicio ético basado en los valores y prácticas democráticas, y ejercer la ciudadanía, actuando con criterio propio, contribuyendo a la construcción de la paz y la democracia, y manteniendo una actitud constructiva, solidaria y responsable ante el cumplimiento de los derechos y obligaciones cívicas.” 

 

Esto es muy bonito en el papel; y a la hora de resolver problemas con los niños también es muy fácil. Decir qué es justo y qué no lo es, es fácil diferenciar quién tiene la razón y quién no, es fácil decirle a los niños que hay que respetar. Pero creo que esta competencia va mas allá, implica también dar ejemplo de respeto entre nosotros mismos y entre las culturas (aunque aquí también nos metamos en la competencia cultural y artística, y es que todas están interrelacionadas.) La competencia cívica debe transmitirse también con el ejemplo, ¿y a qué me refiero con esto? A la forma que nosotros, como profesores, tengamos de actuar. Para que lo entendáis mejor voy a poner dos casos, el primero es un caso que salió en la clase de Desarrollo Curricular de Artes Plásticas y Visuales, y el otro es de similar carácter, a mi parecer, y más cercano al ámbito escolar.

 

Supongo que la mayoría conocerá lo ocurrido en las fallas del 2013 y para quien no lo conozca aquí puede pinchar y leer el artículo, aunque de todos modos copiaré un breve resumen a continuación.

 

Se armó la gorda por el elefante que remataba la Falla Ceramista Ros-José María Mortes Lerma. Un ciudadano de religión hindú fue detenido en la noche del martes por agentes de la policía cuando se acercó al monumento.

Según la Jefatura Superior, un hombre telefoneó al 091 para avisar de que pensaba “inmolarse” en protesta por la quema de esta falla, donde aparecían símbolos sagrados en su religión. El hombre, de 41 años, fue detenido en torno a las nueve de la noche cuando portaba una lata de combustible.”

 

Con este caso, en clase, se creó un debate muy interesante. ¿Era apropiado? ¿Se estaban metiendo con las creencias de los demás o es simplemente cultura? ¿Es un hecho para tomarlo tan a pecho? ¿Cómo se podría haber solucionado sin llegar a detenerlo? Fue una clase muy interesante en la cual pude sacar mis propias conclusiones gracias a las intervenciones de mis compañeros.

 

Sinceramente este es un tema muy curioso y creo que es necesario pararse a pensar para dar una respuesta razonable y lógica.

 

Si lo escuchas de pasada, lo primero que pensarás es que el creador de la falla lo hicieron fatal y que no era necesario meterse con el Dios de alguien para pasarlo bien; mientras que otra persona podrá pensar que no es para tanto, que el ciudadano de religión hindú es un exagerado y que no entiende nada. Si nos quedamos ahí, ninguno de los dos llegaría a un acuerdo así que lo mejor es comenzar a hablar. Poco a poco y mediante el diálogo la mente se abre hasta tal punto de que se llega al pensamiento opuesto que se tenía en un principio y entonces es cuando comienza el verdadero debate, cuando cada persona ha comprendido las dos posturas, y justo en ese momento es posible llegar a un punto medio.

 

Los españoles encargados de las fallas debían entender al ciudadano al igual que este a los españoles. Y qué modo existe para eso, el diálogo. Los españoles deberían haber comprendido que el hombre no entiende esta costumbre y que por tanto es necesario explicarse, explicarle el por qué no es una ofensa y cómo se entiende aquí, la historia de las fallas y por qué éstas se utilizan como expresión de lo creados sobre temas de la actualidad. Quizás, si ese hombre, hubiese sabido todo esto; hubiera comprendido lo que ocurría y su ofensa hubiese desaparecido. Pero como siempre ocurre, para qué se va a dialogar.

Laura María Vázquez Quirós
Maestra de Educación Primaria

Y después de esta gran reflexión que parece no tener nada que ver, vosotros os preguntaréis ¿y esto que tiene que ver con los niños?

 

Debatiendo este caso en clase, me acordé de una noticia que se parecía bastante, trataba de dos culturas enfrentadas, donde una debía entender a la otra y respetarla, pero en esta ocasión la noticia ocurría en la escuela.

 

Os hablo de la niña que no podía asistir a clase con el velo en la cabeza. (Pincha aquí para leer el artículo completo.)

 

La niña musulmana española de origen marroquí a la que su colegio de una localidad de Madrid le impedía asistir con velo islámico acudirá a otro centro educativo cercano que sí lo admite, informaron fuentes de la Consejería madrileña de Educación.”

 

Sinceramente me parece indignante que una muchacha por tener una creencia no pueda asistir a clase, simplemente porque el colegio por ley no deje llevar la cabeza tapada. Por mucho que leo el caso o escucho las entrevistas en la televisión, no lo entiendo. Comprendo que las leyes del colegio prohíban llevar la cabeza tapada, pero esa ley se hizo para prohibir las gorras y sombreros en clase; un hecho que es lógico pues es una falta de educación, pero si una muchacha lleva un velo no es por cuestión de estética o gusto. Creo que el colegio debería pensar que son motivos distintos y que las leyes están hechas por el hombre, no el hombre para las leyes.

 

¿Qué estamos enseñando con esto a los niños? ¿Qué le enseñamos cuando la alumna tiene que abandonar su colegio por no poder vivir como ella cree? ¿Qué pasaría si no se le permitiera llevar a un niño cristiano una cruz porque el colegio es laico? ¿Enseñaríamos respeto?

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