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At home I'm a tourist

Por Laura Vázquez

Viernes, 29 de Marzo del 2013 

Cuando alguien va a un museo, suele llevar una idea previa de lo que va a ver. Se informa sobre el autor, sobre la obra, sobre sus historia y sobre todo aquello que pueda encontrar interesante; para que, cuando llegue al museo, las obras sean conocidas y pueda disfrutar de ellas.


Esto es lo que me han enseñado todos mis profesores: realizar una búsqueda previa a la visita. El problema se encuentra en que siempre me acuerdo de esta enseñanza cuando me encuentro dentro y ya es demasiado tarde.


Así que, en esta ocasión, contaré mi experiencia al revés de cómo debería de ser. Comenzaré por lo que sentí, por lo que me expresaron; para terminar contado la realidad de la exposición.


Quizás alguien puede pensar que realizar una visita de esta forma no tiene sentido o que es totalmente inadecuada y, en mi defensa, tengo que decir que no lo veo tan mal. Es decir, de esta forma vas al museo sin prejuicios, van a ver lo que tú quieras y no lo que te han dicho o lo que has leído. Y así, cuando llegas a casa y lees toda la información de la obra tienes dos perspectivas sobre ella, la tuya y la del autor. Has conseguido una visión de la exposición más completa que de la otra manera. Es cierto, que en otro tipo de museo quizás no es lo más adecuado pero creo que es una estrategia que también se podría utilizar si se lleva a los niños a un museo.


Volviendo un poco a la exposición en concreto, lo primero que me sorprendió fue el título de la obra At home I’m a tourist (En casa soy un turista). No tenía muy claro si interpretar el término turista como visitante o como alguien extraño. Pero desde luego, en tu propio hogar ser un turista era algo que no acababa de entender.


Antes de explicar mis pensamientos, reflexiones y, por tanto, mis sensaciones, aclararé brevemente cómo es la obra para aquellos que no lo han visto, aunque creo que en las fotografías se aprecia bastante bien. Para una mejor explicación he sacado la descripción de la página oficial del CAC, pero recuerdo que cuando yo la visité no disponía de ella. Dice así: “La exposición comisariada por Fernando Francés, es una selección de piezas, compuesta por la colección de juguetes y ediciones de arte.” Podemos encontrarnos desde juguetes hasta tarjetas American Express deprimidas, pasando por el hombre estampado en la pared.


Nada más entrar, me llamó la atención una pared que había a mi derecha. Una enorme pared cubierta de arriba a abajo y de derecha a izquierda por imágenes de todo tipo. Había imágenes que entendía, imágenes que por mucho que lo intentaba no llegaba a comprender, imágenes irónicas, imágenes grandes, imágenes muy pequeñas, imágenes conocidas, imágenes de dibujitos… imágenes de todo tipo, para todas las edades y de todo los tiempos. Un simple vistazo no era suficiente para captar todo lo que aquella pared quería decir o eso pensé al principio.


Comencé observando, poco a poco, de derecha a izquierda esa infinidad de imágenes. Hasta que me topé con un hombre, bueno, no era un hombre (aunque, debo admitir, al principio pensé que lo era). Se trataba de una estatua apoyada por la cabeza, con el rostro totalmente introducido en la pared, justo en la mitad de aquel enorme mural. ¿Por qué? Pensé. ¿Qué puede significar un hombre estrellado en una pared? 


Continué mi recorrido, olvidando un poco aquella estatua que me inquietaba un poco debido a su realismo; y llegué a las tarjetas “American Depress”, a mi parecer, un claro ejemplo de la ironía de las imágenes.  Y entonces eché un vistazo a aquella pared desde el otro lado, la ví como conjunto, como un todo lleno de muchas cosas, y sentí agobio por la enorme cantidad de información que recibía en un pequeño vistazo. Lo entendí. Comprendí por qué aquel “hombre” estaba estrellado contra la pared. La gran cantidad de imágenes y de estímulos le habían sobresaturado. Esa obra tenía dos mensajes: uno era el que aportaba cada imagen por sí sola, y el otro, era una crítica a esta sociedad llena de imágenes en la publicidad, televisión, móviles, ordenadores, fotografías…etc.


El resto de la visita no me transmitió tanto. Me gustaron dos obras en especial pero porque estaban compuestas por dibujos animados que me hicieron volver a la niñez.


Una vez terminada la exposición, llegué a mi casa con una gran curiosidad por saber por qué Bob Espona, Calimero o Marge Simpsons, entre otros, eran los protagonistas de esta exposición. Y aquí os dejo los mejores fragmentos de mi búsqueda (recuerdo que para más información en fuentes se encuentra la página del CAC con el artículo completo).


Esta exposición está compuesta por la colección de juguetes y ediciones de arte de Selim Varol. El coleccionista alemán de origen turco posee alrededor de 15.000 piezas de artistas contemporáneos.


El CAC Málaga presenta una selección de 1.350 piezas de esta colección, que reúne a importantes nombres de la escena artística actual. Pero además de ser una colectiva compuesta por piezas muy diferentes, ‘At home I’m a tourist’ es un reflejo fiel de una época y generación concretas de las décadas de los 80 y 90, con influencias marcados por el pop-art y el arte urbano.

 

Para el director del CAC Málaga, Fernando Francés: “Estos juguetes y ediciones de arte son una reinterpretación de personajes de cuento y de cómic. Un aspecto nunca antes visto de animaciones que han ayudado a crecer a una generación entera y que se les representa de una forma diferente, lejos de esa habitación infantil o de esa galaxia de fantasía. Ahora están en una vitrina, en la pared o sobre una peana, representando otro papel y transformando el discurso infantil en una conversación adulta de la pieza artística con el espectador”.


Esta exposición es una representación de los principales iconos del siglo XX. Tienen una doble función: por un lado, el aspecto lúdico del arte y por otro lado, la crítica social que subyace como trasfondo.


El coleccionista Selim Varol es alemán de origen turco y vive en Dusseldorf. Empezó a coleccionar cuando tenía seis años y sus padres regalaron sus juguetes. Su afán por recuperarlos le hizo interesarse por el coleccionismo a esta edad temprana.  En la actualidad, cuenta con más de 15.000 piezas de 200 artistas diferentes que provienen de 20 países distintos.


Tras leer esto solo me queda agradecer a coleccionas como Selim Varol por muestrar sus colecciones por el mundo y compartir esto con todo aquel que lo desea ver. El arte es mucho más grande cuando se llena de las perspectivas de todo aquel que lo siente.

Laura María Vázquez Quirós
Maestra de Educación Primaria

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